Integrantes

Integrantes
Estudiantes de la Escuela de Nivel Medio Superior de León. De izquierda a derecha. Durán López Alejandro. Rocha Becerra Rosa María. Ramírez Hernandez Miguel Ángel. Villanueva Becerra Laura Veronica. Rosales Sánchez Eduardo Iván. Heredia Cimental Diana Carolina

18 sept 2012


2.1 TEORÍA DE LA MOTIVACIÓN

2.1.1 DEFINICIÓN                  

       Al buscar una definición sobre la palabra motivación en el diccionario, encontraremos explicaciones como: “acción y efecto de motivar”, “causa o motivo de algo”, “razonamiento para llevar a cabo una acción”, etcétera, sin embargo, al hacer un análisis de su etimología latina “motivus”, conoceremos el concepto básico de la palabra que es “ aquello que te mueve”, explicado de otra manera por Wolkolf, “ la motivación se puede definir, como la fuerza que hay en una persona para  satisfacer una necesidad, lo que lo empuja a realizar esa acción”.

2.1.2 HISTORIA DE LAS TEORÍAS DE MOTIVACIÓN                  

         Para muchas personas, definir la palabra “vida” sería un trabajo tedioso e inclusive podría resultar muy fatídico, sin embargo, para los eruditos del pretérito y de la actualidad, resulta ésto una tarea muy agradable por la cantidad de “definiens” que se le brinda a un mismo “definiendum”, es decir, que el número de definiciones que pudiéramos encontrar en ésta palabra, pudiera llegar a ser el mismo que el número de personas abocadas a realizar ésta tarea, principalmente por la posible subjetividad de las mismas, o bien, por la diversidad de expresiones que ésta genera acorde a un tiempo y un espacio, lo cual a ayudado a comprender el motivo de ser de las personas y vinculado a nuestro tema de estudio, responder que mueve el actuar de la gente.

         Haciendo un análisis  de  la historia de la humanidad hasta su presente, podemos comprobar la gran dimensión de ideas que se recrean y se siguen recreando aún en la actualidad en la mentalidad del “ homo sapiens” acorde al tema de la motivación, explícitas en posturas racionales o irracionales como las propuestas mecanicistas de los atomistas y hedonistas griegos, quienes decían que los átomos son partículas materiales y que de su combinación emana la conducta, o bien argumentaciones como las de René Descartes, quien afirma que los animales son autómatas, cuyas acciones brotan como consecuencia de fuerzas, ya sean internas o externas, que provocan la movilidad de sus músculos para llevar a cabo una acción y satisfacer una necesidad, cuyo concepto se extrapoló a un animal racional, “el hombre”.
 
       Algunas ciencias fácticas, empezaron a tener auge en la explicación de conceptos vinculados a la materia viva desde el siglo XVII y ya en el siglo XIX, una de éstas, la biología, propuso tres direcciones para la explicación de la motivación. Una de ellas, la constituye el resurgir del mecanicismo retomado por Ernest Brucke, quien afirmó que bastaba la física y la química para entender el comportamiento humano.
 La segunda de éstas, la constituye la teoría de la evolución propuesta por Charles Darwin, entendida en éste ámbito, como las características y comportamientos distintivos de un individuo que pueden ser cambiantes o adaptables al medio en que se desarrollan, para lo cual es necesaria la motivación. La tercera de éstas, emanada por Claude Bernard, vincula el comportamiento como un resultado de la propia homeostasis de un individuo.
        Estas respuestas pertenecientes a la biología, nos brindan ideas y sólo ideas sobre un tema del cual es difícil postular algo como correcto y universal, ya que en estos tópicos, es fácil impregnarse de respuestas subjetivas acorde a cada personalidad, por lo cual podemos ejemplificar otras ideas o aseveraciones como las psicoanalíticas de Sigmund Freud, quien veía el comportamiento como el resultado de energías básicas, mismas  que acentuaban la fuerza irracional de la naturaleza; una fuerza de vida “Eros” y una fuerza de muerte “Thanatos” o pertenecientes simplemente a la psicología como las de William James , que opina que “el hombre posee mayor número de instintos que cualquier otro animal”(aludiendo a las propuestas de René Descartes sobre el tema) o bien ideas de William McDougall, quien dice simplemente que “ los instintos son la fuente fundamental del comportamiento” los cuales son entendidos aún en la actualidad como algo que es natural y espontáneo, siendo en etología algo hereditario en el comportamiento de una clase.
       Es normal en cualquier ámbito de la vida, tender a cambiar distintos aspectos de ésta, ya sea simplemente porque dejan de funcionar o porque aparecen nuevas ideas que revolucionan los conceptos tenidos desde antes, ejemplo de esto, bien pudiera ser el tema de las lenguas griegas y latinas, que en la actualidad tienen un concepto bífido, ya que por un lado pueden ser entendidas como lenguas muertas (debido a la evolución citada) y por el otro, pueden ser consideradas como lenguas madres “que siguen vivas en nuestra lengua actual por constituir una base para ésta”. Lo mismo pudo haber ocurrido de no haberse suscitado el concepto de impulso vinculado a la definición bien argumentada de McDougall sobre la motivación, aludiendo ésta al término instinto, éste nuevo concepto fue definido por Woodworth como las condiciones fisiológicas que preparan el comportamiento y ayudan a su consumación.
 
       De una manera concreta podemos decir que la motivación es una combinación de procesos intelectuales, fisiológicos y psicológicos que decide, en una situación dada, con qué vigor se actúa y en qué dirección se encauza la energía, la cual deriva del “impulso”, condición de la que se suscitaron dos teorías diferentes para tratar de explicarlo;
 
Teoría Local del impulso (a partir de 1920):
Para distinguir la materia viva de lo que no lo es, se han presentado características para englobar esta parte de un todo, una de las cuales, es la organización específica, que determina, que en los seres vivos, estrictamente en su estructura, existen partes que conforman una totalidad, la cual se acapara en distintos niveles de organización, es decir,  que pequeños elementos forman cadenas de sistemas cada vez más complejos para dar origen a un organismo con vida, teniendo así en cada uno de estos, primeramente, partículas subatómicas, luego átomos, después moléculas, organelos, células, tejidos, posteriormente órganos que dan lugar a sistemas de órganos, y finalmente, a organismos vivos. Los participantes de la teoría local del impulso como Dunlap y Dashiell, dicen pues, que en los tejidos es donde se localiza el impulso y que partes fragmentadas de nuestro cuerpo piden lo que necesitan y debemos obedecerlas.
      Teoría Central del impulso (a partir de 1935):
Los impulsivistas de ésta teoría, definen el impulso como algo interno de manera difusa, no sólo en los tejidos como lo decían los de la teoría local, sino que esto alcanzaba niveles de complejidad muy grandes en un ser vivo como el propio organismo entero.
       “Es importante mencionar que ambas teorías tuvieron diferentes argumentos para ser aceptadas, sin embargo habían otros que refutaban sus posturas, los cuales, en el caso de la teoría central del impulso, fueron determinantes para entender que muchas veces los estímulos externos podían excitar un organismo hacía un fin determinado, lo cual guiaría su nueva conducta”.
             Al entenderse que el medio también juega un papel muy importante en el desempeño de las personas, aparecieron teorías como las del incentivo, que determina la fuerza de actuar como algo que se suscita por las recompensas que se recibirán al final del trabajo, o las frustraciones que tiene el  no poseer algo determinado, dicho de otra manera por Nietzsche “Quien tiene un por qué para vivir, encontrará casi siempre un cómo”.
       De ésta última teoría mencionada encontramos pues, personajes como Zeaman, quien descubre que los incentivos producen hábitos, y estos a su vez tienen dos efectos, el primero dice que la visión agradable del logro de un objetivo (incentivo) tendrá efectos sobre el comportamiento según el grado de provecho que de este se saque, y el otro postula que el cambio en la ejecución del objetivo tiene efectos en el comportamiento; o bien seres como Amsel y Rousell que dicen que la propia frustración tiene efectos estimulantes hacia la ejecución del comportamiento. Young por su parte, al realizar un análisis en los animales, postula que en ellos se reproducen diversos grados de tensión cuando buscan algo deseado que cuando no lo hacen, y por último McClelland propone  el concepto de la anticipación por indicios, es decir saber los frutos o recompensas de una actitud, y de ésta manera buscarlas.
       Podemos decir entonces que la motivación es anterior al resultado, puesto que esta implica un impulso para conseguirlo; mientras que la satisfacción es posterior al resultado, ya que es lo que se obtiene de lo experimentado; sin embargo como se ha mencionado, es complejo determinar algunos conceptos como la motivación, la vida, el amor, entre otros, por lo cual sólo queda reconocer distintas teorías y aceptar la que más se apegue a nuestra realidad. Es así como después de que decae la teoría del incentivo, la tendencia de tener una teoría totalmente explicativa para la motivación humana desaparece, gestándose un nuevo proceso que lleve casi 60 años, las micro-teorías. De entre las cuales encontramos la teoría de la Disonancia Cognitiva, la Teoría de las Motivaciones de Maslow, entre otras.
 
       2.1.3 TIPOS DE MOTIVACIÓN
        Finalmente, podemos distinguir varias clases de motivación concluidas luego de varios postulados, clasificadas por González en 1990, como:
-Positivas: es la que provoca una conducta con la que obtendremos algo agradable.
-Negativas: es la que provoca una conducta para evitar algo desagradable.
-Intrínseca: es aquella que despierta interés por los logros de la actividad misma.
-Extrínseca: es la que impulsa hacia la actividad por un interés de algo ajeno a la propia        actividad, constituyendo un medio para llegar a un fin y no el fin mismo.        
       BIBLIOGRAFÍA:
El Sahili González Luis Felipe Ali, et al, “Desarrollo Humano”, Grupo de servicios gráficos del centro, 2012, México.
Blanca Elba Magaña Romero, “Orientación educativa y proyecto de vida”, Anglo Publishing, 2012, México.